lunes, 11 de noviembre de 2013

DESAGRAVIO A IKER CASILLAS

El deporte es en esencia un ejercicio físico disciplinado que nos ayuda a mejorar física y emocionalmente. Por antonomasia, el odio no puede tener cabida en esta disciplina, más aún, debería ser el camino por excelencia para eliminar los malos sentimientos y hermanar a los seres humanos, salvo que se trate de un ser mediocre, envidioso del triunfo ajeno.

No todos están de acuerdo con el concepto de hermandad. Existen algunos programas deportivos de la TV española que constituyen ejemplos vivos de actitud antideportiva, gente que vierte discursos perversos destinados a ensucian el deporte y a sus protagonistas sin más propósito que cautivar audiencia mediocre y vender publicidad.

Los máximos exponentes del deporte son las Olimpíadas y los deportes profesionales con equipos de alta gama tales como básquetbol, fútbol y béisbol.  También estos deportes generan odio de alta gama que alcanza niveles increíbles. Se trata de un odio expresado descaradamente ante las cámaras. Así acontece en algunos programas televisados por boca de supuestos comentaristas deportivos, inevitablemente mediocres, que de profesionales no tienen un pelo. Son gente que disfruta hablando mal de los deportistas destacados, chusma que vierte su envidia en forma de ofensas, murmuraciones o simples infamias de viva voz.


El caso más sobresaliente en el ambiente español es un programa que tiene por nombre un juego de palabras que emplea el término “PELOTA”. En su barra de “comentaristas” tienen sitio fijo personajes que, por razones difíciles de explicar, han decidido dedicar dos años de su vida a desprestigiar uno de los porteros más sobresalientes de esta década. Me refiero a IKER CASILLAS, portero histórico del Real Madrid y Capitán de la Selección Española. Quienes le hayamos conocido sabemos de su calidad humana, dedicación profesional y fidelidad al Club de su vida.

Claro está que el mundo del fútbol profesional es tan complicado como los intereses que mueve, sociales y económicos. Aún así es incomprensible que Intereconomía patrocine un programa que diariamente dedica buena parte de su programación a difamar a Iker Casillas y su entorno. Por boca de un difamador profesional, ese programa ha calificado a Casillas de traidor, filtrador de información, “topo” y vende patria. Su pareja, una locutora deportiva de éxito, también ha sido víctima de su maledicencia y hasta sus amistades cercanas han recibido insultos gratuitos y han sido acusados de urdir campañas para perjudicar al Real Madrid.


Que en un programa se haya permitido difamar gratuitamente de un héroe deportivo nacional, ya debería aplicar correctivos. Que no hayan presentado excusas ni explicaciones, sugiere complicidad y que continúen los agravios indefinidamente sugiere sentimientos inconfesables. A pesar de esa campaña y del odio que se ha estado sembrando contra IKER CASILLAS, él y su pareja han respondido con el silencio.

Desde esta columna, mi reconocimiento a IKER CASILLAS y a Sara Carboneri, a quienes pido disculpas en nombre de todos los deportistas y admiradores del mundo, por los las infamias que han estado soportando en silencio a lo largo de estos dos años.


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