martes, 30 de diciembre de 2014

REAL MADRID Y LA VIOLENCIA EN EL FUTBOL



Ha sido necesaria una muerte por violencia en el fútbol para que los comentaristas deportivos afines al Real Madrid se den por satisfechos. Que el crimen haya tenido lugar a causa de una batalla campal en Madrid, entre seguidores del Atlético y el Depor, poco importa, menos aún que la filiación de la víctima. Lo importante era generar una noticia de impacto, algo que le de prestigio a aquellos programas deportivos que exploten la noticia y le saquen sangres en caliente para fomentar el deporte y subir la audiencia.

"Vaya exageración" aducirán algunos periodistas, "Infamias" alegarán otros, pero ninguno podrá negar que la fuente de la violencia en el fútbol está en los programas deportivos de España y en el Santiago Bernabeu. Probado está y con demasiada frecuencia, que el equipo más violento de España es el Real Madrid. 

Con excesiva frecuencia los partidos del Real Madrid, especialmente cuando pierde, terminan en tánganas y algunos de sus jugadores, entre ellos Pepe, Marcelo, Arbeloa y Sergio Ramos entre otros, se han hecho acreedores a una bien ganada fama de violentos y malintencionados en sus faltas contra sus oponentes en el campo de juego. Entre los muchos equipos cuyos partidos con el Real Madrid han terminado en tánganas colosales, podemos mencionar al Celta, Getafe, Barça, Atletico Madrid, Levante...

No podemos olvidar la actitud de Mourinho en la banqueta del Real Madrid, dando mal ejemplo de violencia y ausencia de deportividad. Día tras día exigía a sus jugadores que tiraran a romper, inclusive cuando los adversarios estuviesen tendidos en el suelo. El propio Mourinho dio ejemplo vivo de agresividad durante un partido contra el Barça, atacando cobardemente por la espalda al segundo entrenador blaugrana para meterle el dedo en un ojo, al concluir un partido que había perdido el portugués cuyo propósito era desatar una nueva tángana.









Esa actitud cobarde y violenta, que quizás se considere honorable en Portugal, también fue festejada en Madrid, tanto en el Club como en diversos medios de prensa, como quedó demostrado con la exposición de una inmensa pancarta en las gradas, que enaltecía la acción de Mourinho. Que lo hiciera en fecha previa a un partido  preparación del siguiente enfrentamiento con el mismo Barça, ratifica los deseos del Club merengue de generar conflictos. La Directiva del Barça se limitó a exigir la retirada inmediata de la pancarta con la advertencia de suspender el partido.


Es lamentable que algunos programa deportivos de la televisión hayan festejado estas actitudes para promover la violencia.
En Puntopelota-TV llegaron al extremo de enaltecer la actitud de Marcelo contra Fábregas y de Pepe contra Messi y Casquero. Un comentarista "deportivo" presentó en ese mismo canal la pancarta que que señalaba: "MOU, tu dedo nos señala el camino". La reacción de los comentaristas en el plató solamente podría ser catalogada de asquerosamente complaciente.  


Aclaramos que la violencia que Mourinho y el Real Madrid han estado ejerciendo en el fútbol, se extendía hasta algunos de los propios jugadores y también más allá de los estadios. Abarcaba a las autoridades y árbitros, a quienes insultaba, amenazaba y difamaba sin cortapisas ni medida, siempre con la complaciente cooperación de las autoridades del Club, cuyas alabanzas sin límite al estrafalario entrenador influyeron para idealizar su actitud. 
Mourinho, actualmente al frente del Chelsea, continúa desplegando su actitud grosera característica y violenta hacia otros equipos, entrenadores y deportistas de la Liga Premier. Allí sigue difamando de los árbitros y amenazando a sus colegas, igual que hacía cuando dirigía al Real Madrid. Al mismo tiempo, como era de esperar, ese Club también se ha convertido en su víctima, motivo de sus críticas burlonas y despectivas hacia el Club, jugadores y Directivos, de quienes no se podría hablar peor.

La muerte ya ha llegado al fútbol de España. La prensa deportiva de Madrid debe sentirse satisfecha y su audiencia avergonzada ¿Cuándo podemos esperar más muertes?

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