Hay recuerdos que nos persiguen, mortifican y a veces hasta
nos crean mala fama. Cuando era pequeño, pisé una caca de perro camino de la
escuela y durante casi dos años mis condiscípulos me lo estuvieron machacando.
Me apodaron el “CACAGUAU” y hasta que no dejé la escuela para ir al instituto,
me lo estuvieron recordando a lo largo de cada día.
Algo parecido le sucedió a un chico del barrio por haberse
ido al monte con una chica de cascos ligeros y espalda horizontal, que se
acostaba con cualquiera a la primera pedida. Mi amigo no se lo pidió, fue ella
la que se lo llevó de la mano a pesar del miefo que sentía el chico ante lo
desconocido. Ya satisfecha, a la Carmela, que así se llamaba la fulana, no se
le ocurrió mejor idea que regar por el barrio que había desvirgado al chico y
desde aquel día en el barrio lo apodamos “EL DESVIRGAT”. Creo que hasta su
madre le llamaba así.
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhORBRaEOKBL70IszvE1aNEsxhPmRQmKx418ST7cyU4j54PEpD_zQUbBOn-6zq8ytQlrZTe4a1zLJEtp6EzHjXpujiaO5smVVjOu3zK0Dp2EB4nimMHZuRwSx00Hsh7zh60Js3EGRnJO071/s200/Mou+01.jpg)
Tiene razón TITO. La cobarde agresión por la espalda del
portugués, igual que pisar una mierda de perro o revolcarse con un putilla, le
ha marcado ante el mundo civilizado (2) para el resto de su vida.
(1) Interpretación libre de un servidor.
(2) Madrid forma parte de otro tipo de mundo..
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