P ¿Se trata una enfermedad? preguntamos al científico.
R "No es un enfermedad sino un mal hábito adquirido en la niñez".
P ¿Cómo se desarrolla?
R "He ahí el problema - explicó nuestra fuente - El síntoma crece y se agrava con la edad. El que no se desarrolla es el afectado".
P ¿Podría explicarse?
R "Con mucho gusto. El que no se desarrolla es el sujeto, sigue siendo un niño malcriado el resto de su vida, con crisis emocionales frecuentes y desplantes a terceros".
P ¿Tiene remedio ese mal?
R "Sí. El tratamiento consiste en un buen par de hostias una vez por semana y cada vez que el paciente se ponga fastidioso - y agregó el especialista -.Las dosis deben administrarse a lo largo de la niñez y pubertad. Después del desarrollo no hay remedio conocido, ni siquiera complaciendo todos sus caprichos lograrán restituir su felicidad".
Los programas audiovisuales asalariados del S.Bernabeu, hablan de una guerra emocional a cuatro bandas que estaría sosteniendo el madeirense contra el medio que le rodea:
- Está encabritado contra el Club porque no le demuestra todo su amor en las buenas y en las malas, una actitud que el afectado califica de fidelidad limitada.
- No le perdona a la prensa madrileña que le trate con menos mimos que los brindados por los medios catalanes a Lionel Messi.
- Los vítores y aplausos brindados en el S.Bernabeu a Llorente, han herido su amor propio en grado superlativo, diríamos que imperdonable, igual de imperdonable que el asombro sin cohetes que demuestran los adicionados en la grada cuando él hace señales hacia su muslo desnudo.
- También está recontra encabronado con la Federación porque no le ha premiado a él como MEJOR JUGADOR de la Liga 2011-2012. Prefirieron regalarle el trofeo a otro que, si bien metió más goles y rompió los registros existentes, es más bajito que él, narizón y para colmo de la vergüenza, vive casado con la madre de su hijo.
Lo cierto es que ya no saben qué más hacer en el S.Bernabeu para que Cristiano sonría nuevamente cuando mete un gol. En consecuencia, desde esta humilde esquina también nos preguntamos ¿Qué coño es lo que quiere ese tío?
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