Días atrás, en la Sexta TV, un programa pseudo-cómico llmado El Chiringuito, empleó más de una hora insultando a dos jugadores del BARÇA y "decidiendo" si permitirían que ese equipo, una vez Cataluña ahya consumado su independencia, continuase compitiendo en la Liga Española. Como seguidor histórico del BARÇA, más que sentirme ofendido, fui presa de la risa y desparramé la cerveza que estaba disfrutando sobre la alfombra.
Tales demostraciones de estupidez en boca colectiva del periodismo madrileño, solamente obedece a la actitud histórica que ha llevado a España, un gran imperio desde el Siglo XVI, a convertirse en un país de segunda, gobernada por ladrones y habitada por imbéciles serviles. A diferencia de las relaciones más o menos amistosas de los pueblos que fueron colonias de Inglaterra, los habitantes de Latinoamérica siguen guardando memoria de los crímenes y atrocidades sufridas a manos de los españoles, actitud típica de superioridad criminal que solamente sirvió para robar y sembrar odio irreconciliable similar al que El Chiringuito esparce desde la Sexta TV.
Viéndolo en su evidente dimensión, aquellos que participaban en El Chiringuito de aquella noche son los dignos exponentes de esa sub-raza humana conocida como "periodistas merengues", integrantes de la gentuza que ha llevado su país a la ruina deportiva y moral, una ruina temporalmente salvada por los deportistas catalanes sin los cuales, bien sabido es, España no aparecería en los encabezados de prensa.
Con referencia a la relación del BARÇA con la Liga Española, deberíamos entender que los Directivos del BARÇA no serán quienes puedan iniciar la solicitud de inscripción en esa Liga. Este es un privilegio exclusivo de los socios que será votado en la Asamblea de Compromisarios y que posteriormente se ejercerá por mandato a la Junta Directiva. Nuestro club, como el país en su conjunto, es eminentemente democrático y su Asamblea la que representa el poder de sus socios.
Por otra parte, encuestas esporádicas conducidas con sigilo hacen pensar que los culés, igual que la gran mayoría de los catalanes, no queremos relaciones futuras sometidas a España, ya sean políticas, económicas y mucho menos deportivas. Al mismo tiempo, algunos factores de la Liga Francesa, anticipándose a la posible independencia de Cataluña, ya han iniciado contactos para ofrecerle un puesto relevante en su Liga a los equipos catalanes, posibilidad evidentemente atractiva más por razones sociales y de sociabilidad, que deportivas. La posición de clubes como el R.C.D. Español y el Tarragona, por ejemplo, no tendría por que coincidir con el Barça y podrían inscribirse en ligas española o italiana.
Haría bien la Liga Española en empezar a comprender que, a partir de nuestra independencia, se verá obligada a funcionar y financiarse sin el mejor club de fútbol del mundo, el equipo que llena estadios y sube los precios por retransmisiones de la TV nacional e internacional. Y es que independientemente de la historia deportiva del siglo pasado, evidentemente favorable al R.Madrid, el Club BARÇA es la escuela del fútbol moderno, cuna de grandes deportistas y modelo de juego limpio. Pero también es el equipo más vilipendiado en España, el más perseguido por sus autoridades, cuyos jugadores son hostigados por su estilo de juego y forma de pensar. Y esa actitud mediocre no seguirá siendo tolerada por el Club una vez que cese nuestra obligación de jugar bajo las leyes, caprichos y bandera de España.