El deporte es en
esencia un ejercicio físico disciplinado que nos ayuda a mejorar física y emocionalmente. Por antonomasia, el odio no puede tener cabida en esta disciplina, más aún, debería ser el camino por excelencia para eliminar los malos sentimientos y hermanar a los seres humanos, salvo que se trate de un ser mediocre, envidioso del triunfo ajeno.
No todos están de acuerdo con el concepto de hermandad. Existen algunos programas deportivos de la TV española que constituyen ejemplos vivos de actitud antideportiva, gente que vierte discursos perversos destinados a ensucian el deporte y a sus protagonistas sin más propósito que cautivar audiencia mediocre y vender publicidad.
El
caso más sobresaliente en el ambiente español es un programa que tiene por
nombre un juego de palabras que emplea el término “PELOTA”. En su barra de
“comentaristas” tienen sitio fijo personajes que, por razones difíciles de
explicar, han decidido dedicar dos años de su vida a desprestigiar uno de los
porteros más sobresalientes de esta década. Me refiero a IKER CASILLAS, portero
histórico del Real Madrid y Capitán de la Selección Española. Quienes le
hayamos conocido sabemos de su calidad humana, dedicación profesional y
fidelidad al Club de su vida.
Claro está que el mundo del fútbol profesional es tan complicado como los intereses que mueve, sociales y económicos. Aún así es incomprensible que Intereconomía patrocine un programa que diariamente dedica buena parte de su programación a difamar a Iker Casillas y su entorno. Por boca de un difamador profesional, ese programa ha calificado a Casillas de traidor, filtrador de información, “topo” y vende patria. Su pareja, una locutora deportiva de éxito, también ha sido víctima de su maledicencia y hasta sus amistades cercanas han recibido insultos gratuitos y han sido acusados de urdir campañas para perjudicar al Real Madrid.
Que
en un programa se haya permitido difamar gratuitamente de un héroe deportivo
nacional, ya debería aplicar correctivos. Que no hayan presentado excusas ni
explicaciones, sugiere complicidad y que continúen los agravios indefinidamente
sugiere sentimientos inconfesables. A pesar de esa campaña y del odio que se ha
estado sembrando contra IKER CASILLAS, él y su pareja han respondido con el
silencio.
Desde
esta columna, mi reconocimiento a IKER CASILLAS y a Sara Carboneri, a quienes pido disculpas en nombre de todos los deportistas y admiradores del mundo, por los las infamias que han estado soportando en silencio a lo largo de estos dos años.
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