La presencia de José Mourinho en el fútbol español marcará una época, la correspondiente a la más vulgar en la historia del deporte peninsular. No hace falta dar explicaciones. Claro está que en su nefasta labor ha contado con la ayuda imprescindible de varios personajes, entre ellos:
FLORENTINO PEREZ: Presidente del Real Madrid, quien le contrató para que obtuviese durante su mandato y a cualquier costo, los títulos que el Barça le impedía lograr. No importaba que en ese empeño destruyese los valores e historial del mismo Real Madrid, hasta entonces el club con la mejor historia deportiva del Mundo en el Siglo XX.
LA ORGANIZACION ARBITRAL: Presionada por los poderes económicos que dominan en la Capital del Reino, influyó en sus miembros para que midieran con distintos criterios el desempeño de los clubes de fútbol, a fin de asegurar que el Real Madrid ganase las siguientes Ligas de Primera División.
EL COMITE DE COMPETICION: Esta organización se unió al proyecto de Florentino Pérez con tal descaro, que ha llegado a sentenciar contra los propios árbitros cada vez que los intereses del Real Madrid han estado en la balanza.
LA PRENSA NACIONAL: Se ha desbocado en su afán por ensalzar las virtudes de su equipo favorito, aunque en esa misión, evidentemente pagada, se hayan visto obligados a falsear situaciones, mentir sobre hechos evidentes e inclusive invitar a la violencia contra los clubes y jugadores determinados de la Liga. Tal ha sido su falta de escrúpulos, que se ha llegado al extremo de señalar a jugadores específicos a quienes agredir físicamente.
Ya no hay tiempo para corregir el daño causado y los odios sembrados. El daño está hecho y el fútbol peninsular sufrirá las consecuencias. Pero quedan medidas que deben ser tomadas para que esta situación no continúe: La Dirección Arbitral y el Comité de Competición en pleno deben ser destituidos por razones de moralidad deportiva. La prensa en general debe recapacitar sobre su responsabilidad hacia el deporte y los Clubes entender que en deporte NO TODO VALE para triunfar. Ante todo debemos respetarnos y respetar a los demás, competir con dignidad y si es posible vencer.
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