La noche de este miércoles 11 de Abril , me mantuve frente a la tele presenciando el juego del Madrid y el sufrimiento del Atlético que no hizo un mal partido, no como para recibir con justicia el resultado de 1 a 4. Me maravillé viendo el primer gol de Cristiano, un golazo desde 30 metros, con un efecto sobre la pelota que corrigió la curva ascendente que lo hubiese llevado a las gradas. El portero del Atleti ni se movió y cuando vio bajar la pelota ya era tarde. Falcao también se lució con el gol de cabeza que Casillas vio entrar sin moverse.
En general disfruté con varios detalles del partido, aunque hubiese preferido otro resultado más favorable a mis intereses. Pero tener la dicha de disfrutar del deporte élite y en directo es un privilegio que jamás rechazaré. Así como me deleito con el juego del Barça, admiro la determinación del Bilbao, el juego por bandas del Valencia, las individualidades del Real Madrid, la campaña del Málaga y el asombroso heroísmo del Levante.
En esta misma línea de ideas, no puedo evitar sentir un cierto grado de lástima por aquellos cuyo fanatismo les lleva a rechazar cualquier relación con otros equipos. Un seguidor del Real Madrid me decía este fin de semana que él jamás se prestaría a ver un juego del Barça, ni siquiera cuando juega en Champions. En esta misma línea de anti razonamientos, un colchonero me aseguraba que ver jugar al equipo merengue constituía una traición al Atlético. Por el contrario, yo que soy culé desde la cuna, jamás me he perdido un partido del R.Madrid que valga la pena ver. Que desee su triunfo ya es otra cosa, porque ese equipo no es el mío ni es catalán. Pero ello no me impide reconocer que ha sido el mejor Club del Siglo XX y que sigue siendo uno de los mejores equipos del mundo. Tampoco me pierdo los juegos del Man.United o del Chelsea, del Inter y Milan, o del Santos, Botafogo, Boca y otros excelsos conjuntos que hacen del fútbol un arte competitivo.
Así pues, invito a todos aquellos que aman el fútbol más que los colores, a que vean los partidos del FC Barcelona y disfruten del mejor fútbol de la Historia. Aunque no sea el de sus amores, disfruten con los malabarismos de un equipo que cada día se nutre a mayor ritmo de su propia escuela y de una filosofía de juego muy particular que pretende hacer de la excelencia el pan de cada día.
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