Mientras buscaba algún programa que mitigase el insomnio, tropecé con elchiringuito.tv, un basurero para supuestos comentaristas deportivos que pretenden saber de fútbol. Mientras pasaba los canales detuve el control en ese espacio al oír el nombre de Gerard Piqué. Fue una suerte porque disfruté con la buena noticia de que los contertulios estaban exigiendo que ese jugador del BARÇA fuese echado de la Selección de España.
Las razones esgrimidas para tan drástica medida, que acompañaban con insultos a granel, eran de dos tipos:
1- Gerard Piqué es catalán, todo lo contrario a un español a carta cabal, de capa y espada, al que le está quitando el puesto.
2- No haberse declarado enemigo de la consulta o gritar públicamente que Cataluña es una mierda, pone la incondicional fidelidad a España de Gerard Piqué en tela de juicio.
Estoy absolutamente de acuerdo con tales argumentos. Piqué merece ser abucheado cada vez que defiende los colores de España, un país enemigo de su patria. Pero debería ser abucheado e insultado cuando se presenta en el Camp Nou. Igual tratamiento merecen Xavi, Busquets, Alba, Valdés, Deulofeu, Bartra, Sergi Roberto y los demás jugadores catalanes que se han dejado la piel defendiendo a La Roja, cuyos seguidores afirman que no merecen el privilegio de jugar por España ni el honor de vestir su camiseta.
Así pues invito a Josep Pedrerol y su hatajo de "genios" a hacer algo por su patria: prohíban que los catalanes le quiten el puesto a los grandiosos jugadores españoles. Echen fuera de la Selección de España a todos esos traidores que se atreven a pensar y expresar como catalanes.
Si la gente del chiringuito.tv es verdaderamente patriótica, deberían extender igual prohibición en todos en deportes: natación, hokey, motociclismo, gimnasia rítmica y cuantas actividades deportivas están siendo invadidas por los indeseables catalanes y catalanas.
Y para evitar la necesidad de vigilar que los catalanes no sigan traicionando el deporte español, deberían promover que España permita que los catalanes puedan competir bajo sus propios colores, evitando así que sigan ensuciando la gloriosa bandera de la gloriosa España.
