lunes, 7 de octubre de 2013

LA MALDICIÓN DEL MEJOR

Deportivamente hablando ¿En qué consiste ser el mejor del mundo? Hay tantas verdades para explicar esta circunstancia que cualquiera sería válida. Podemos encontrar múltiples justificaciones en cada una de esas verdades o discutirlas por razones de circunstancia y tiempo. Como veremos, sobran los ejemplos que demuestran la debilidad de esa calificación:

El mejor levantador de pesas es el que levanta más kilos, dirán algunos ¿Ahora o históricamente? ¿En relación a su peso corporal o en peso absoluto? ¿Con ayudas químicas o sin esteroides?

El mejor equipo de béisbol es el que ha ganado más series mundiales ¿Históricamente o con las reglas modernas? ¿Cuándo los lanzadores estaban obligados a batear o después, empleados solamente para lanzan la pelota?

El mejor tenista es aquel que haya acumulado más trofeos ¿Según la contabilidad de la Federación Internacional, contando todos los trofeos o limitándose a los torneos de Gran Slam?

Entendamos que el concepto “Mejor del Mundo” es relativo. Personalmente creo que ese título es una maldición que obliga a muchos deportistas y clubes a perder de vista la realidad y con frecuencia las formas, en una carrera sin fronteras para vencer al tiempo y retener unos galones que alguna vez fueron suyos.

Por cuanto el propósito de este blog está orientado al fútbol, analicemos el caso del Club que la FIFA (Federación Internacional del Fútbol) declaró Mejor Club del Siglo XX, lo cual le convierte en el mejor del pasado, no necesariamente del presente. Ese club no es otro que el REAL MADRID, el que ha cosechado más Copas de Champions, 9 hasta el presente. En la actualidad el Real Madrid está en el tercer lugar de la Liga Española, tras Barça y Atleti. A nivel europeo, llevaba años que no pasaba de "octavos" en Champions hasta el año pasado, cuando fue eliminado en "cuartos" por Chelsea.

La historia del Real Madrid es un ejemplo vivo de la maldición que conlleva haber sido el mejor del mundo, porque le ha dejado psíquicamente impedido para aceptar su condición actual de segundón o tercero. Es un síndrome que podemos constatar en sus Directivos, socios y aficionados cuando hablan del Club:

  • Somos el mejor y más grande Club de Fútbol del Mundo, gritan a los cuatro vientos. No importa que el Manchester United fuera a lo largo de varias décadas recientes el Club de mayor facturación mundial, ni que el Presupuesto de Gastos y fichajes del Real Madrid esté lejos de explicar sus fracasos.
  • Somos campeones del mundo, siguen gritando aunque ya no recuerden la última vez que ganaron la Copa de Champions o la Liga Mundial de Clubes.
  • Nuestro estilo de juego es envidiado por todos, aunque no tengan una idea clara de juego ni oportunidad de ganar la Liga ni mucho menos competiciones  continentales. 
  • Tenemos el mejor Entrenador del mundo, sin recordar que el banquillo del Club ha pasado por 6 Entrenadores diferentes y fracasados en los últimos 9 años.
  • Tenemos el mejor portero del mundo, a pesar de que el Zamora, premio al mejor portero de España, sea inevitablemente ganado por otro portero.
  • Nuestros defensas son los mejores del mundo, sin importar que la relación de goles a favor y encajados sea escandalosamente paritaria.
  • Nuestra delantera es la mejor del mundo aunque el Trofeo UEFA sea otorgado a jugadores de otros Clubes y que el Balón de Oro de FIFA haya sido ganado por otro futbolista durante 4 años consecutivos.
Para colmo de males, la afición del Real Madrid vive pendiente de una promesa constantemente repetida: este es el año de la 10ª, asegurando que lograrán el sueño de Champions a cualquier costo.

Esta cadena de auto engaños no debería afectar a terceros si no fuera porque en su carrera tras un sueño imposible, el propio Club ha descalificado su carácter deportivo. Capacidad técnica, deportividad y autoestima se han rendido ante una meta que parece imposible. Esa meta parece justificar cualquier extremo, desde difamar lo que no les plazca a ignorar méritos ajenos, odiar la crítica y despreciar lo opuesto, confundir el concepto competitivo con agresión, dañar intencionadamente al contrario y para colmo arruinar las propias finanzas y reventar el mercado de fichajes.

Es mejor no considerarse el mejor del mundo, no dormirse placenteramente en laureles del pasado ni dejarse acariciar por las alabanzas siempre interesadas de la prensa. Es preferible mirar hacia delante, a las metas por lograr, comprendiendo que cada día tendrás que luchar para ganar el derecho de competir entre los mejores. Sobre todo debes estar consciente de que el MEJOR DEL MUNDO no existe.

El título “Mejor del Mundo” es una maldición, afortunadamente transitoria, a menos que sigas creyendo ser lo que nunca has sido. El MEJOR DEL MUNDO solo es un sueño momentáneo, especialmente en el mundo del fútbol, que dura hasta que tu oponente te despierta una tarde con un saco de goles.




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