Anoche el BARÇA ganó en el campo del LEVANTE. por la mínima 1 -2. Fue una victoria sufrida porque los levantinos jugaron como maestros de este deporte: bien dirigidos por un técnico sobrio, demostraron intensidad y técnica y sobre todo lo demás un corazón tan grande como su escudo. A los culés que presenciábamos el encuentro nos daba envidia ver a un hombre de 36 años defendiendo su área como un jabato y unos atacantes que corrían con el entusiasmo de los juveniles.
Fue un triunfo culé muy sufrido ante un gran LEVANTE (con mayúsculas) que sabe plantarle cara a los grandes. Me gustaría verlos dejando en el campo al Bayern, al Manchester o al Madrid, porque tiene lo que hace falta para medirse a cualquiera. Es posible que anoche, enfrentándose al Barça en su campo, sintiesen una motivación extra, pero eso no explicaría la calidad de su juego.
En posesión y como es habitual, las cifras hablan de 28% para Levante y 72% para el Barça, pero en juego mi opinión es que anduvieron cerca de un 45% - 55%, y es que me sorprendí al enterarme de las cifras de posesión. Viendo el partido no tomé conciencia de que hubiese tal diferencia porque el juego del Levante desdibujó la posesión del Barça.
Como culé me alegro del triunfo blaugrana, pero estoy obligado moralmente a felicitar al LEVANTE, un pequeño gigante del fútbol peninsular que, de seguir la ruta que lleva, está llamado a hacer historia.
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