Admitiendo que hoy el DEPORTE es UNIVERSAL, llama la
atención que algunos futbolista sde LA ROJA se cubran con SU PROPIA BANDERA para
festejar los triunfos, aunque a la hora de los homenajes deban situarse OBLIGATORIAMENTE
bajo la de España. Sorprende que tres motociclistas triunfen una tarde en
TODAS las CATEGORIAS y paseen la SEGNERA ante las cámaras de TV,
pero durante la ceremonia de premiación, deban colocarse bajo una bandera distinta
a la que proclamaban en la pista.
El deporte en España refleja su historia. A diferencia de
Inglaterra, que conquistó el mundo a base de trabajo y cultura, España prefirió
hacerlo esclavizando a los nativos y practicando el expolio. Inglaterra enviaba
a sus pobladores comandados por ingleses, mientras que España, desde el mismo
hecho del descubrimiento, envió indeseables y CRIMINALES comandados por mercenarios. Los
resultados están a la vista.
En deporte, España y sus colonias nos guiamos por FILOSOFIAS
DEL ESFUERZO muy diferenciadas. Entre tanto que las COLONIAS preparamos deportistas
desde la infancia, la Capital del REINO vive del cuento y del vino, pagando con dinero mal habido
para que sus colores sean defendidos por esclavos políticos. Como sería de
esperar, el EQUIPO OLIMPICO de ESPAÑA es el resultado de esa filosofía: NI UN
SOLO REPRESENTANTE de eso que llaman Real Madrid, está en el equipo de España, aunque quizás la RFEF obligue al Seleccionador a meter algún inútil entre los suplentes a última hora.
El máximo ejemplo de esa filosofía del mangante está
presente en el futbol profesional. Mientras que en las COLONIAS los equipos
profesionales están formados mayormente o totalmente por nativos, el equipo que
se abroga la REALEZA de la CAPITAL está integrado en su casi totalidad por mercenarios.
Peor aún, en ese equipo los españoles casi no tienen cabida, salvo el Capitán, mantenido
al frente por razones de imagen.
Si al deporte agregamos los aspectos políticos, económicos, jurídicos y de autodeterminación, el resultado es una mezcla fétida de soberbia e incapacidad extrema. Con estos antecedentes, se comprende que tantos de los que portamos
pasaporte de España, sintamos vergüenza de esa bandera y de mucho más.
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